Nos encontrábamos en Roquetas viendo la corrida de toros junto con el Club Taurino de Torre Pacheco, cuando todos nos alegramos sinceramente, al tiempo que nos fastidiaba "el hurto", al escuchar a uno de los presentes comentar que Rafaelillo estaba paseando una oreja en Mont de Marsan, tras negarse el presidente a concederle la segunda. Pero la alegría fue total cuando escuchamos a la misma persona decir que había cortado otra oreja al segundo de su lote y que saldría por a hombros por la puerta grande.
Son muchos los kilómetros que separan ambas poblaciones pero les puedo decir con toda seguridad que la alegría de los presentes fue la misma que si fuese delante de nuestros ojos la azaña de Rafaelillo ante los presentes.
La prensa taurina española narra de este modo la actuación en Francia de nuestro paisano:
MUNDOTORO
Rafaelillo no le volvió la cara al primero de la tarde, un toro de
Miura que se dejó hacer las cosas con cierta nobleza en los primeros tercios.
Ya en el tercio de muleta, el toro se quedó cada vez más corto y repuso con
cada vez mayor velocidad. El torero lo muleteó con firmeza y lo pasaportó con
un estoconazo fulminante. Hubo de recurrir a la tauromaquia de piernas e
inteligencia frente al cuarto, una 'prenda' de Miura que estuvo siempre con el
torero, que repuso buscándolo y que no sólo no humilló, sino que descolgó. Tras
un molinete, el toro repuso y lo izó por los aires, infiriéndole lo que parece
un puntazo en la parte posterior del muslo derecho. Tras el percance,
Rafaelillo le obligó a tragarse dos series meritísimas por la dificultad que
entrañaron. A pesar de pinchar, cortó una oreja que le abría la Puerta Grande.
BURLADERO
Comenzó el paseíllo con unos minutos de retraso ya que los
operarios estaban reparando el ruedo por las intensas lluvias producidas en las
horas anteriores al festejo. Última de La Madeleine y de nuevo otro lleno en
los tendidos para ver la corrida de Miura con tres especialistas en el hierro
sevillano. No pudo lucir mucho con el capote Rafaelillo en el recibo aunque sí favoreció la
embestida del toro. Dos buenos puyazos aplaudidos por la afición. Comienza de
rodillas, varios muletazos con transmisión para calentar motores. Firme el
murciano en las primeras series, cargando la suerte y poniendo el valor sobre
la arena ante un toro complicado. Tampoco puede lucirse por el izquierdo, pero
la afición corresponde el esfuerzo del torero. Soltó la cara y tiró varios
derrotes al pecho de Rafaelillo. Valentísimo, por encima de todas las
dificultades el matador. Gran estocada. Cae sin puntilla.
Perfecto
Rafaelillo en el recibo a la verónica del cinqueño que hizo cuarto de la tarde.
Muy bien, ganando terreno y rematando con una media verónica de cartel de
toros. Aplaudido con fuerza el tercio de varas. Saluda con el castoreño
Esquivel y en banderillas se desmontera José Mora. El público muy metido en la
faena. Muy templado en los primeros compases y mostrando siempre la pierna de
salida. El torero murciano está mostrando una versión muy madura y firme.
Recibe una fea voltereta en un momento de entrega en la cara del toro. Va a por
la puerta grande cueste lo que cueste. Enorme por el pitón derecho. Va a más el
astado de la ganadería sevillana y crece el interés de la gran faena. Pinchazo
y media estocada. Tarda en caer. Hace uso del descabello. Acierta a la primera.
APLAUSOS
Rafaelillo, con
dos orejas, ha sido el último gran triunfador de la Feria de la Madeleine de
Mont de Marsan. El murciano arrancó a base de esfuerzo y valor una oreja de
cada toro de su lote y abrió la puerta grande. Sus compañeros de terna,
Fernando Robleño y Javier Castaño, fueron silenciados.
Rafaelillo cortó una oreja del primero, un miura agalgado, feo de
pitones, que desarrolló sentido y un molesto calamocheo en la muleta. La labor
del murciano fue un combate cuerpo a cuerpo entre el miureño y él, arrancando y
cerrando la faena con muletazos y desplantes con las dos rodillas en tierra. Lo
mejor de su valerosa actuación fue la estocada con la que finiquitó al toro.
Espectacular, tirando al toro sin puntilla. Se le pidió con fuerza la segunda
oreja.
Rafaelillo recibió al cuarto, que lució una gran arboladura, con dos
largas de rodillas, buenas verónicas y una bonita media de remate. A fuerza de
poderle, el murciano logró una faena que fue de menos a más, toreando bien a
derechas y rematando con molinetes de rodillas. Fue volteado sin mayores
consecuencias que el susto y mató de pinchazo, media tendida y descabello.
Paseó la oreja al grito de ¡torero, torero!
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